Salimos alrededor del mediodía, y las primeras horas se fueron entre asado y una pesca de costa que nos dio varios doradillos muy pequeños.
Nuevamente embarcados, la tarde nos encontró mirando una terrible tormenta que se desataba sobre Rosario, mientras nosotros, unos kilometros al norte, estábamos secos y pescando.
La primer captura destacada del día se dio con un cachorrito manchado:
El clima siguió empeorando, pero volver a Rosario no era una alternativa, ya que recibíamos constantes llamados de familiares y amigos indicando que por alla llovía torrencialmente, y que en algunas zonas estaba cayendo granizo.
Asi que decidimos quedarnos, y refugiados del viento en Los Meones Chicos, seguimos pescando. Los señuelos eran atacados sin piedad por palometas, que estaban cerca de la superficie, pero buscando a fondo y con carnada, apareció un hermoso ejemplar de tarucha:
Pasada la tormenta, volvimos para Rosario casi sin viento, disfrutando de un clima cambiante que por suerte nos perdonó, y de una día de pesca maravilloso.
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